Los motivos por los que no vendes en tu negocio pueden ser muy variados.
Permíteme asumir que tienes un modelo de negocio viable, con un mercado de potenciales clientes y un producto o servicio válido.
Si estás abordando un modelo muy innovador, es posible que tengas que cambiar tu enfoque.
Dejando eso a un lado, veamos los errores más habituales.
Mi negocio no vende. ¿Qué hago? En mi experiencia, las causas por las que no vendes nada o casi nada en tu negocio pueden resumirse en tres grandes ámbitos:
No atraes visitas de potenciales clientes. Atraes visitas pero no tienen intención de compra. No persuades a tus visitas para que compren. En esta guía voy a analizar los tres ámbitos, poniendo especial énfasis en el último.
Además, voy a darte ejemplos reales de cómo resolver estos problemas, tanto en el sector servicios, como en la venta de productos físicos.
Es decir, voy a explicarte qué hacer cuando tu negocio no vende, con estrategias concretas de marketing y comunicación.
Por último, ten en cuenta que voy a enfocarme en los negocios a través de Internet, aunque gran parte de lo que voy a decirte es también aplicable a un establecimiento físico.
No sabes a quién vendes Uno de los errores más comunes cuando un negocio no vende es no tener claro a quién se dirige.
Sin una definición precisa de tu cliente ideal, cualquier acción de marketing o venta pierde efectividad, porque estás hablando en general… y nadie se siente aludido.
No has definido a tu cliente ideal (buyer persona) Tu producto o servicio no es para todo el mundo. Intentar vender a todos es como lanzar una red al mar sin saber qué quieres pescar: gastarás recursos y atraerás a personas que no están interesadas en lo que ofreces.
Te recomiendo ver mi tutorial sobre cómo crear un buyer persona .
Cómo segmentar y entender sus motivaciones reales El primer paso es crear uno o varios perfiles de cliente ideal, también conocidos como buyer persona . Son representaciones semi-ficticias basadas en datos reales que te ayudan a entender mejor a tus potenciales compradores. Para construirlos, céntrate en:
Datos demográficos : edad, sexo, nivel educativo, situación profesional, ingresos. Comportamientos e intereses : qué hace en su tiempo libre, qué redes sociales utiliza, qué tipo de contenidos consume. Necesidades y motivaciones : qué problemas tiene que tu producto puede resolver, qué deseos quiere satisfacer, qué le impide tomar decisiones. Barreras y objeciones : qué razones podría tener para no comprarte (precio, falta de confianza, desconocimiento, alternativas más conocidas…). Haz entrevistas, lanza encuestas o analiza a tus mejores clientes actuales. Cuanto más preciso seas en esta fase, más fácil te resultará atraer, convencer y fidelizar a las personas adecuadas.
Por qué no puedes vender a todo el mundo Cuando quieres venderle a todo el mundo, tu mensaje se vuelve genérico y poco atractivo. No conectas con nadie. En cambio, cuando tienes claro a quién te diriges, puedes adaptar tu producto, tu comunicación y tu propuesta de valor a ese perfil específico.
Y eso marca la diferencia entre que te ignoren o que te elijan.
Definir a tu cliente ideal no es limitarte: es enfocarte. Y ese enfoque es lo que te permitirá vender más y mejor.
Por ejemplo, a mi escuela de copywriting, acuden alumnos con perfiles diferentes. Uno de los más habituales quienes quieren ser copywriter profesional.
Sin embargo, incluso dentro dentro de este perfil hay diferentes casuísticas que tengo en cuenta. Así es como las indico en mi propia página web.
No tienes un sistema de captación constante Si tu negocio no vende, no siempre es culpa del producto ni del precio.
Muchas veces el problema está en la forma de llegar a los potenciales clientes. Sin una estrategia de marketing clara, constante y coherente, es muy difícil lograr visibilidad, generar confianza y convertir las visitas en ventas.
Uno de los errores más frecuentes es depender de una sola vía para atraer clientes.
Ya sea el boca a boca, las redes sociales o la publicidad, ningún canal por sí solo puede garantizar un flujo estable y sostenible de nuevos contactos o compradores.
Por qué depender de un solo canal es arriesgado Si todo tu sistema de captación se apoya en una única fuente (por ejemplo, Instagram o Google Ads), corres el riesgo de quedarte sin tráfico de un día para otro.
Las plataformas cambian sus algoritmos, los costes de publicidad suben, o puede que tu público migre a otros espacios.
Además, no todos los clientes llegan por los mismos medios: hay quien busca activamente una solución y quien necesita descubrirla.
Modelos combinados: SEO, contenidos, publicidad y redes sociales Para captar de forma constante, lo ideal es combinar varios canales y trabajar en paralelo diferentes tipos de estrategia:
SEO y marketing de contenidos : atraen visitas orgánicas a medio y largo plazo. Son sostenibles, rentables y te posicionan como referente. Publicidad digital : perfecta para acelerar resultados a corto plazo. Bien segmentada, puede darte un gran retorno. Redes sociales : no solo para mostrar productos, sino para crear una audiencia y conectar con ella, educarla y generar confianza. Email marketing : una vez captas suscriptores, puedes seguir nutriéndolos hasta que estén listos para comprar. Te recomiendo ver el tutorial sobre qué es el email marketing .
Tener varios canales activos permite mantener un flujo continuo de nuevos contactos, reducir la dependencia y adaptar tu inversión según los resultados.
No generas visibilidad estratégica Atraer clientes no es cuestión de suerte, sino de estrategia.
Estar en Internet no es lo mismo que ser visible ante las personas adecuadas, en el momento adecuado y con el mensaje correcto.
Qué es visibilidad útil y cómo medirla La visibilidad estratégica consiste en llegar a quienes tienen más posibilidades de convertirse en clientes. No se trata de acumular seguidores o visitas, sino de impactar con intención.
Para ello, necesitas:
Definir a quién quieres llegar. Adaptar tu mensaje y tus contenidos a ese perfil. Usar métricas reales: número de leads generados, coste por adquisición, tasa de conversión, etc. Medir tu visibilidad no es contar “likes”, sino saber cuántas personas te han conocido, cuántas han mostrado interés y cuántas han avanzado en el proceso de compra.
Canales recomendados según tipo de negocio Cada modelo de negocio tiene canales que funcionan mejor según el producto, la madurez del mercado o el tipo de cliente. Algunos ejemplos:
Negocios locales : SEO local, fichas de Google, campañas de geolocalización, colaboraciones con otras marcas de la zona. Ecommerce : SEO de producto, campañas en Meta o Google Shopping, influencers de nicho, email marketing con automatizaciones. Negocios B2B o de servicios profesionales : LinkedIn, contenidos de valor en blog, webinars, newsletters especializadas, posicionamiento como experto. Formadores y creadores : YouTube, Instagram, podcasts, Substack, estrategia de comunidad y venta por email. Elige bien los canales y define objetivos concretos para cada uno. De lo contrario, estarás presente, pero no serás relevante.
Por ejemplo, el otro día estaba buscando un nuevo teclado para mi ordenador. Estos fueron los resultados de Google cuando busqué un modelo específico.
Al principio, aparecen los resultados patrocinados de Google Shoping, seguido de los Google Ads. A este posicionamiento se lo conoce como SEM (Search Engine Marketing) e implica pagar a Google, para aparecer.
Mientras que, a la derecha y más abajo, contaba con resultados orgánicos, fruto del SEO (Search Engine Optimization), fruto de una adecuada optimización de estas páginas web.
Esto también es aplicable a cualquier servicio.
Por ejemplo, si buscas servicios de copywriting en Google, mi página te aparece en primera posición de los resultados orgánicos.
Atraes tráfico que no convierte Puede que estés consiguiendo muchas visitas en tu web o interacciones en tus redes, pero si no generan ventas, ese tráfico no te sirve.
El problema no siempre está en el volumen de visitas, sino en su calidad.
Tráfico no cualificado: cómo evitarlo El tráfico no cualificado está formado por personas que llegan a tus contenidos, pero no tienen verdadero interés en lo que vendes.
Quizá buscaban otra cosa, o simplemente no están en el momento adecuado para comprar. Esto puede deberse a:
Campañas mal segmentadas o con mensajes genéricos. Contenidos que no están alineados con tu producto o servicio. Estrategias centradas en el volumen y no en la relevancia. Para evitarlo, empieza por revisar tus fuentes de tráfico:
¿Desde dónde te llegan las visitas? ¿Qué tipo de usuarios están haciendo clic? ¿Qué contenido están viendo? A partir de ahí, trabaja en alinear mejor tu mensaje, el público al que te diriges y lo que realmente estás ofreciendo.
El contenido de tus anuncios no refleja lo que el cliente encuentra Una de las causas más comunes de clics sin conversión es la desconexión entre lo que prometes y lo que realmente ofreces.
Estos son algunos errores frecuentes:
Anunciar un descuento que luego no se encuentra. Mostrar un producto en el anuncio que no está disponible. Usar un mensaje o tono que no se corresponde con la experiencia real. Esto genera confusión y desconfianza. Y es uno de los principales motivos por los que un usuario abandona la página sin comprar.
La solución: asegúrate de que el mensaje de tus anuncios es coherente con lo que el usuario verá al hacer clic.
Y revisa que la landing page responde a la expectativa generada. Solo así podrás convertir clics en clientes.
Cómo conseguir visitas con intención de compra No se trata solo de atraer tráfico, sino de atraer a las personas adecuadas. Para lograrlo:
Define bien tus palabras clave . Si haces SEO o publicidad en buscadores, céntrate en búsquedas con intención de compra. No es lo mismo “ideas para desayunos saludables” que “comprar batido de proteínas vegano”. Crea contenidos alineados con tu oferta . Aporta valor desde el principio, pero orientado a quienes ya están considerando soluciones como la tuya. Segmenta tus campañas . Usa audiencias personalizadas en redes o publicidad de pago. Apunta a personas que ya han visitado tu web, que han mostrado interés en tu producto o que se parecen a tus compradores actuales. Incluye llamadas a la acción claras y visibles . Guía a los visitantes para que den el siguiente paso: descargar una guía, apuntarse a tu lista, reservar una demo, añadir al carrito… El tráfico con intención de compra no solo convierte mejor, sino que también te ayuda a entender qué mensajes, canales y propuestas son realmente eficaces.
A partir de ahí, todo mejora: tus ventas, tus métricas y tus decisiones.
No estás captando leads ni trabajando tu lista de correo Si tu negocio no genera ventas, puede que no estés construyendo una lista de contactos cualificados ni aprovechando el canal más rentable: el email.
Captar leads y nutrir la relación con ellos es clave para convertir visitas en clientes a medio y largo plazo.
Te recomiendo el tutorial sobre cómo hacer email marketing .
No usas lead magnets efectivos Pedir el email sin ofrecer nada a cambio ya no funciona.
Hoy, si quieres captar leads, necesitas dar primero algo de valor.
Un lead magnet debe ser:
Relevante para tu público. Concreto y fácil de consumir. Relacionado con lo que vendes. Ejemplos que funcionan:
Ebook con contenido útil. Lista de recursos. Descuento exclusivo o regalo por la primera compra. Acceso a un webinar o clase gratuita. Test interactivo con resultados personalizados. Coloca tu lead magnet en los puntos de mayor visibilidad: blog, página de inicio, pop-ups, páginas de producto, etc.
Y asegúrate de que el formulario sea claro y cumpla con la normativa de protección de datos.
Un rápido vistazo a mi página web te permitirá comprobar fácilmente que cuento con numerosos lugares en los que ofrezco un lead magnet.
Hablando se esto, te recomiendo apuntarte a mi curso de email marketing , donde te enseño a escribir emails y desplegar diferentes estrategias.
Tu estrategia de email marketing no existe o no funciona Tener una base de datos sin trabajarla es como tener una tienda con la puerta cerrada. Y si solo envías correos promocionales sin aportar valor, perderás suscriptores.
Para que tu email marketing funcione necesitas:
Un calendario editorial: define frecuencia y tipo de contenido. Contenido útil: mezcla educación, inspiración y venta. Segmentación: adapta los emails a intereses o comportamientos. Personalización: incluye el nombre del destinatario y referencias específicas. El email sigue siendo uno de los canales con mayor retorno sobre la inversión. Pero solo si se hace bien.
No automatizas el onboarding ni haces seguimiento El momento posterior a la suscripción es una oportunidad clave.
Si no das la bienvenida ni haces seguimiento con automatizaciones, estás dejando de construir confianza.
Crea al menos una secuencia automática básica que:
Dé la bienvenida al nuevo suscriptor y le recuerde qué puede esperar. Refuerce tu propuesta de valor con contenido útil. Presente tus productos o servicios de forma natural. Invite a dar el siguiente paso (responder, visitar tu web o comprar). Por ejemplo, este email de bienvenida de Miravia no es ninguna maravilla pero cumple correctamente con un puñado de objetivos:
Me agradece haber creado una cuenta con ellos, me sugiere varias opciones -como descubrir las últimas tendencias o empezar un ritual de belleza…-, y me recomienda suscribirme a su newsletter.
Precisamente, puedes mantener la relación con newsletters periódicas, correos temáticos o automatizaciones basadas en comportamiento (por ejemplo, un recordatorio si visitó una página concreta).
No necesitas complicarlo: empieza con una automatización sencilla y ve mejorando con el tiempo. La clave es no dejar que tu lista se enfríe.
Te recomiendo el tutorial sobre cómo hacer una newsletter .
No inspiras confianza Puedes tener un buen producto, un precio competitivo y una buena propuesta… pero si no generas confianza, no vas a vender.
En entornos digitales, la credibilidad lo es todo: el usuario necesita pruebas de que puede confiar en ti antes de tomar cualquier decisión.
Elementos de prueba social y confianza digital Tu sitio web y tu presencia online deben transmitir fiabilidad desde el primer segundo.
Aquí te dejo algunos recursos clave:
Testimonios reales : incluye opiniones verificadas de clientes que hayan probado tu producto o servicio. Evita los textos genéricos y da contexto (nombre, sector, resultados). Casos de éxito o ejemplos concretos : muestran qué resultados has conseguido y cómo trabajas. Humanizan tu propuesta y la hacen más tangible. Reseñas externas : si vendes en marketplaces o apareces en Google Business, las valoraciones públicas cuentan mucho. Certificados, sellos y garantías : políticas de devolución claras, métodos de pago seguros, certificados SSL, badges de confianza o sellos oficiales. Sección “Sobre mí” o “Quiénes somos” : presenta tu historia, tu visión y el porqué de tu negocio. Las personas confían más en personas, no en marcas anónimas. La confianza se construye con coherencia: si tu comunicación, tus textos o tu diseño parecen descuidados, se trasladará al producto.
Cuida cada detalle.
Por ejemplo, uno de mis clientes -la agencia Mikksa Network – incluye en su página web múltiples elementos de credibilidad como los logos de sus clientes y resúmenes de sus casos de éxito.
No permites probar o experimentar el producto La prueba elimina el miedo a equivocarse.
Si no ofreces una forma segura de conocer tu producto antes de comprar, el cliente puede quedarse paralizado por la duda.
Algunas ideas para permitir esa experiencia:
Muestras gratuitas o versiones de prueba (si vendes servicios o productos digitales). Garantía de devolución sin preguntas durante un plazo razonable. Acceso limitado a parte del producto antes de la compra. Simulaciones o vídeos demostrativos que ayuden a visualizar el uso real. Cuando el cliente siente que puede probar sin riesgo, aumentan las conversiones.
Cómo mejorar tu web y presencia online Tu web es, en muchos casos, el primer punto de contacto con el cliente. Si parece poco profesional, tarda en cargar o no se adapta a móviles, esa visita se perderá.
Te recomiendo revisar lo siguiente:
Diseño claro y profesional : evita sobrecargas visuales. La navegación debe ser sencilla, rápida e intuitiva. Contenido bien escrito : sin faltas de ortografía, con textos claros y sin ambigüedades. Tu cliente no tiene por qué adivinar lo que ofreces. Fotos de calidad : especialmente en ecommerce o negocios de servicios. Las imágenes deben reflejar profesionalidad y transmitir valor. Dominio propio y correo corporativo : usar un dominio gratuito o un correo genérico (como Gmail o Yahoo) transmite poca seriedad. Canales visibles y activos : si usas redes sociales, mantenlas actualizadas. Si tienes un blog, que se vea activo. La confianza no se pide: se gana.
Y una web profesional es una de las formas más eficaces de hacerlo.
Tu mensaje no conecta ni se entiende Uno de los errores más comunes en negocios que no venden es que su mensaje está desenfocado, es demasiado técnico o simplemente no se entiende.
Si tu cliente no capta rápido qué haces, para quién lo haces y qué beneficio ofrece tu producto, buscará otra opción.
Cómo simplificar sin perder valor Simplificar no es banalizar.
Es hacer fácil lo complejo.
Esto es lo que te recomiendo:
Usa un lenguaje claro, directo y sin tecnicismos innecesarios. Elimina palabras vacías o frases largas sin propósito. Ve al grano. No intentes impresionar con un mensaje sofisticado, si no es necesario: intenta ser comprendido. La sofisticación puede formar parte de tu voz de marca , pero nunca debe ser una barrera en la comunicación con tus clientes.
Tu mensaje debe responder a tres preguntas clave en menos de 10 segundos:
Dejar claro qué vendes, para quién y con qué beneficio Tu propuesta debe ser específica. Por ejemplo:
Ayudo a pymes del sector industrial a reducir costes logísticos con soluciones de embalaje reutilizable.
Esto es mejor que un genérico “soluciones sostenibles para empresas”.
En tu web, en tus redes, en tus campañas: deja claro cuál es el problema que resuelves, quién necesita lo que haces y por qué tú eres la mejor opción.
Un mensaje claro es el primer paso para captar la atención y guiar a tu cliente hacia la compra. Sin claridad, no hay conversión.
Por ejemplo, esta es la propuesta de valor que escribí para la página de inicio de uno de mis clientes, la empresa IMA Magnets, especializada en imanes industriales.
Te recomiendo el tutorial sobre cómo hacer una propuesta de valor .
No transmites el valor de lo que ofreces Muchos negocios se limitan a copiar características del producto o a repetir lo obvio.
¿El resultado?
Descripciones frías, intercambiables y sin capacidad de persuasión.
Tu cliente no compra lo que haces, sino lo que consigue al comprarlo. Si no entienden el valor, el precio siempre parecerá caro.
Haz el ejercicio de transformar cada característica en un beneficio
Una buena descripción:
Resalta beneficios concretos. Usa palabras sensoriales o que despierten emociones. Tiene en cuenta las objeciones del cliente y las responde. Crea imágenes mentales potentes. No digas solo “camiseta 100 % algodón orgánico”.
Di: “una camiseta suave y transpirable que cuida tu piel y también el planeta”.
Recuerda: no estás vendiendo un producto, estás vendiendo una transformación.
Muéstrala con claridad.
Por ejemplo, las descripciones de producto de la marca Weber siempre ponen en valor las ventajas de cada una de sus características y resuelven las objeciones o preguntas más habituales.
Su gran superficie de cocción alcanza más de 260 °C y calienta de manera uniforme de lado a lado para que tus alimentos se hagan siempre a la perfección, sin importar en qué punto los coloques. Incluye también una pantalla digital para que puedas conocer la temperatura de un vistazo. Vitrificada y antiadherente, está lista para cocinar nada más sacarla de la caja y te permite hacer jugosas hamburguesas aplastadas, sabrosos salteados, pescados y mariscos perfectamente marcados, verduras y mucho más.
Por cierto, esto también es perfectamente aplicable a un servicio o a una formación.
Por ejemplo, en la página de mi curso de copywriting certificado dejo muy claro que el objetivo es “convertir tu habilidad para escribir en tu nueva carrera profesional, de alta demanda en el mercado laboral.”
Puedes tener tráfico, visibilidad y una buena propuesta… pero si tus textos no están orientados a la venta, el resultado será siempre el mismo: pocos o ningún cliente.
El contenido de tu web, tus emails o tus redes deben guiar al lector hacia una acción.
Esa es la diferencia entre informar y vender.
No dices al prospecto lo que tiene que hacer Una llamada a la acción (Call To Action) es una indicación clara de lo que quieres que el usuario haga: comprar, escribirte, reservar una llamada o descargar un recurso.
Si no hay un CTA clara, el lector no actúa.
Revisa tu contenido.
¿Estás dejando que el usuario adivine el siguiente paso?
Si no hay un botón, un enlace o una frase específica que lo indique, estás perdiendo oportunidades.
Algunos ejemplos de CTAs efectivos:
“Solicita tu presupuesto gratuito” “Descarga la guía” “Empieza hoy” “Quiero mejorar mis ventas” Hazlos visibles, concretos y enfocados en el beneficio.
Por ejemplo, te recomiendo apuntarte a mi curso de copywriting gratis , donde te explico, entre muchas otras cosas, cómo presentar tus productos o servicios de una forma atractiva.
No trabajas la repetición ni la coherencia del mensaje Uno de los errores más comunes: pensar que ya lo has dicho y que no hace falta repetirlo.
Pero sí hace falta.
El cliente no recuerda lo que dijiste una vez.
Recuerda lo que repites, con coherencia, en todos tus canales: web, redes, email, publicidad.
Para lograr esa coherencia:
Define una idea central de marca y repítela en diferentes formatos. Mantén el mismo tono, vocabulario y estilo visual. Refuerza tus valores, beneficios y propuesta de valor de forma constante. No temas ser repetitivo si el mensaje es claro y valioso. La venta empieza cuando tu cliente recuerda lo que haces y cómo puedes ayudarle.
No creas tensión de compra Si tus visitas no se convierten en ventas, quizá el problema no es el tráfico ni la visibilidad, sino la falta de un gancho suficientemente potente.
La primera impresión cuenta: lo que ofreces debe ser relevante, claro y tentador desde el primer momento.
No generas incentivos de primera compra Muchos clientes necesitan un pequeño empujón para decidirse. Si no estás ofreciendo ningún tipo de incentivo inicial, estás dejando pasar oportunidades.
Algunos incentivos que funcionan:
Descuento exclusivo por primera compra. Envío gratuito. Regalo con el pedido. Acceso anticipado a un producto o contenido especial. Garantía de devolución extendida. El incentivo debe estar alineado con tu marca y lo que vendes. Y, sobre todo, debe comunicarse bien desde el primer contacto.
No tienes promociones visibles o bien comunicadas No basta con tener una promoción: si no la haces visible y clara, pasará desapercibida. El usuario no va a investigar por su cuenta.
Asegúrate de que tus promociones:
Están visibles en la home, cabecera, banners y fichas de producto. Se comunican en todos tus canales: redes, email, anuncios, etc. Tienen una fecha límite o condición que motive la acción. Se entienden al primer vistazo (usa mensajes concretos y directos). Y no olvides algo fundamental: que la experiencia de compra sea coherente con lo que prometes.
Si creas expectativas que luego no cumples, perderás la confianza del cliente.
No generas urgencia o escasez Si no das un motivo para comprar ahora, muchos lo dejarán para más tarde… y nunca volverán. La urgencia bien planteada impulsa a actuar.
Recurre a técnicas como:
Descuentos limitados en el tiempo (con contador visible). Promociones por unidades limitadas. Bonos extra solo para los primeros compradores. Frases orientadas a acción inmediata, como “últimas plazas” o “precio especial solo hoy”. Evita exageraciones vacías: si todo es urgente, nada lo es.
Sé honesto, pero directo.
Por ejemplo, cuando lancé mi curso de copywriting con inteligencia artificial , el periodo de matriculación estaba limitado a unos pocos días, y así lo indiqué en la página de venta.
Tu web o tienda online no está optimizada para convertir Una web con visitas pero sin ventas suele tener fallos en la experiencia de usuario o en el diseño de sus páginas clave. Si el entorno no inspira confianza, genera dudas o dificulta la compra, los clientes se marchan. A continuación, repasamos los errores más comunes y cómo solucionarlos.
Diseño deficiente o poco profesional El aspecto visual de tu web influye directamente en la confianza del usuario. Un diseño anticuado, sobrecargado o poco estructurado genera desconfianza desde el primer segundo.
Revisa los siguientes puntos:
Usa una plantilla profesional, limpia y adaptada a tu sector. Mantén coherencia visual: tipografía, colores y jerarquía clara. Crea una navegación sencilla, con un menú visible y organizado. Evita distracciones innecesarias o textos difíciles de leer. Recuerda: si tu web no parece fiable, no lo parecerá tu producto.
Checkout complejo o poco confiable Una de las principales causas de abandono en ecommerce es el proceso de compra. Si es lento, exige demasiados pasos o genera dudas, perderás ventas.
Optimiza tu checkout con estas claves:
Elimina pasos innecesarios: permite comprar sin registro si es posible. Asegúrate de que el diseño es coherente con el resto de la web. Incluye sellos de seguridad y métodos de pago reconocidos. Ofrece alternativas de pago populares (tarjeta, Bizum, PayPal, etc.). La confianza y la facilidad de uso deben estar presentes en cada clic hasta el pago final.
Por ejemplo, este es el checkout de la ecommerce de Weber.
Sigue la misma línea estética del resto de la página e indica los pasos con bastante claridad. Aunque me pregunto si cabría la posibilidad de unificar algunos de estos pasos.
Políticas poco claras: devoluciones, envíos, garantías Muchos usuarios abandonan la compra si no encuentran información clara sobre qué ocurrirá después de pagar. Una política ambigua o poco visible genera inseguridad.
Incluye siempre:
Política de envíos con tiempos estimados y costes. Condiciones de devolución: plazos, requisitos y pasos. Garantía del producto o servicio si aplica. Preséntalas con lenguaje claro, sin letra pequeña.
Y colócalas visibles en el pie de página o durante el proceso de compra.
Imágenes de baja calidad o poco representativas Las imágenes son lo más parecido a tocar un producto en una tienda física. Si son borrosas, genéricas o poco informativas, el cliente desconfiará.
Aplica estas buenas prácticas:
Usa fotografías propias, nítidas y bien iluminadas. Muestra el producto desde varios ángulos y en uso real. Añade zoom y detalle cuando sea posible. Evita el exceso de filtros o montajes que distorsionen la realidad. El objetivo es que el usuario sienta que conoce el producto antes de tenerlo en sus manos. Si no lo consigue, difícilmente dará el paso a comprar.
Muy pocos usuarios compran en su primera visita. Si no haces seguimiento a los que ya han mostrado interés, estás perdiendo oportunidades de venta.
Impulsa la recuperación de visitas con acciones como:
Campañas de retargeting en redes sociales o Google Ads para quienes han visitado tu web sin comprar. Emails automáticos a quienes abandonaron su carrito. Ofertas específicas para clientes inactivos o que no han vuelto en semanas. Recordatorios personalizados sobre productos vistos o promociones activas. El remarketing no es insistencia vacía: es una forma de mantener tu propuesta presente y facilitar la decisión final.
Tu siguiente paso
Si has llegado hasta aquí, es probable que ya tengas una idea de por qué tu negocio no está vendiendo como esperabas.
Sin embargo, tener claridad sobre las causas no sirve de nada si no tomas decisiones concretas.
El diagnóstico es el primer paso.
Aceptar que algo no está funcionando y asumir responsabilidad es una muestra de madurez profesional. Lo contrario es quedarse atrapado en excusas: “el mercado está mal”, “la gente no compra”, “no tengo tiempo”…
Las excusas no generan resultados. El análisis honesto y la acción sí.
Aquí tienes un resumen accionable para avanzar desde ya:
Identifica tus puntos críticos. Repasa los apartados de esta guía y anota qué áreas te afectan más. Prioriza. No intentes resolverlo todo de golpe. Elige una o dos palancas clave y pon el foco ahí durante las próximas semanas. Mide. Define indicadores simples que te permitan saber si estás avanzando: número de leads, ratio de conversión, tasa de apertura de emails, etc. Ajusta. Evalúa los resultados y mejora lo que no funcione. El marketing es un proceso de prueba, error y aprendizaje continuo. Busca ayuda si la necesitas. Si no tienes tiempo o conocimiento, rodéate de profesionales que te ayuden a acelerar el proceso: copywriters, consultores de marketing, diseñadores, etc. Para empezar, te recomiendo apuntarte a mi curso gratuito de copywriting, donde aprenderás a crear mensajes y textos de marketing y ventas, que hagan que tus productos o servicios sean mucho más atractivos.